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25 mayo 2025
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La gotera más persistente del Ayuntamiento de Guadalajara sigue ahí

La gotera del salón de plenos del Ayuntamiento de Guadalajara está alcanzando, nueve meses después, categoría de institución municipal.

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Vamos a por el año de espera, que para ciertos asuntos municipales es algo parecido a la medida canónica de lo que se considera eficacia en la gestión, pues son numerosos los casos en que se supera ese plazo, como en el Barranco del Alamín.

Desde el 30 de agosto de 2024, el salón de plenos del Ayuntamiento de Guadalajara no se puede utilizar, por culpa de una gran gotera, que aún no se ha reparado. Transcurrido el tiempo de un embarazo, no hay parto. Ni por cesárea.

Para mayor abundamiento, es el mismo salón de plenos de cuya reforma Alberto Rojo y su equipo alardearon dos años antes, cuando le dieron un toque más moderno a la venerable y decimonónica estancia, la que más historia encierra de todas las Casas Consistoriales.

Durante el pasado mandato, fue sometida a una reforma, pero más estética que estructural, según se ha comprobado. Se quería dejar atrás la continuada presencia de desconchones y grietas que fueron visibles en los últimos años de Antonio Román como alcalde, como recuerda esta fotografía de LA CRÓNICA:

Grietas y goteras en el salón de plenos de Guadalajara, en 2020. (Foto: La Crónic@)
Grietas y goteras en el salón de plenos de Guadalajara, en 2020. (Foto: La Crónic@)

¿Por que han pasado nueve meses sin resultados?

Como diría el castizo, todavía «la están peinando».

Ni fue posible el pleno ordinario previsto para el 2 de septiembre de 2024 ni ninguno de los siguientes, así como cualquier acto protocolario o boda civil, que para esos usos también se dedicaba frecuentemente. Los concejales se han tenido que reunir mensualmente en el centro social de Los Valles y allí siguen acudiendo, pese a que lo del traslado parecía una circunstancia fugaz.

Para que el enredo perdure han contribuido por igual los informes técnicos y la perezosa resolución de los problemas que caracteriza a la Corporación.

Se sabía que la cubierta está mal, pues no en vano el mismísimo despacho de alcaldía ya había sufrido previamente caídas de techo que provocaron la natural alarma. Lo que no se preveía en un principio es que este arreglo no había de quedar reducido a un poco de cemento y caucho. Se pretende, desde hace nueve meses, un arreglo general del tejado, lo que implica incluso la colocación de una grúa en el exterior.

A partir de ahí, las dudas y las dilaciones. Se pensó que el «Maragato» y su inútil solar podrían servir para algo al menos esta vez. Se terminó por descartar. Del mismo modo, la existencia de un aparcamiento subterráneo bajo la superficie de la Plaza Mayor hizo inviable la ubicación de la grúa en las proximidades del edificio, por simple prudencia ante el peso de la grúa y la resistencia que puedan tener los forjados.

La última opción, que va a terminar siendo la definitiva, será la Cuesta del Reloj. Allí, en el recodo de Doctor Mayoral donde algunos servicios administrativos tiene vistas a la calle, está previsto instalar la base de la grúa, con capacidad para una pluma lo bastante larga y a altura suficiente para cumplir esta misión.

Todo, obviamente, sujeto a la enésima reconsideración.

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